El incendio en el sur de Ávila es hasta ahora el más grave del verano en Castilla y León. Sigue activo y sin control, empujado por el viento y el aumento de las temperaturas. La preocupación es grande en las localidades abulenses de El Arenal (964 habitantes), Cuevas del Valle (517 habitantes) y Mombeltrán (917 habitantes) enclavadas en la Sierra de Gredos. «En verano duplicamos la población y, en fiestas, la triplicamos. Podemos llegar a las 4.000 o 5.000 personas», explica a RTVE el concejal de Mombeltrán, Alfonso Martín Gutiérrez, encargado de Patrimonio y Turismo.
Así amanecía este miércoles la localidad abulense de Mombeltrán, con el fuego a menos de 500 metros del pueblo. ALFONSO MARTÍN GUTIÉRREZ
El incendio comenzó —de manera intencionada, según las primeras pesquisas— entre Cuevas del Valle y Mombeltrán durante la noche del pasado lunes. El fuego mantiene a la población de El Arenal confinada en sus casas por el humo. «El Arenal tiene una orografía muy peculiar, es una especie de caldera, apenas tiene entradas y salidas, es un auténtico hoyo y en el momento en el que entre el fuego será muy complicado», explica Martín Gutiérrez, señalando la difícil situación de esta localidad enclavada entre los bosques de la Sierra de Gredos.
«La gente está muy tocada»
En Mombeltrán, la amenaza ha sido constante. «Hemos tenido dos momentos críticos. La noche del lunes tuvimos que desalojar algunas viviendas y anoche volvimos a tener un episodio dramático a unos 500 metros de distancia, aunque no hubo que desalojar», relata el concejal. La tensión es alta, sobre todo para los vecinos de Valdeviñas y El Caballero: «No han pegado ojo, el efecto óptico hacía que pareciera que bajaba el fuego». La calma en medio de la situación la ha dado el trabajo de los forestales porque «han hecho unos contrafuegos y han funcionado», explica Alfonso Martín.
«Tenemos dos residencias de ancianos, una con un centenar de personas en el pueblo y otra con otras 25 o 30 en un anejo llamado La Higuera”, advierte el concejal. «Ni qué decir tiene que son nuestra prioridad y que en todo momento estamos pendientes por si hubiera que desalojar. Ellos serían los primeros», asegura con voz de absoluto convencimiento.
El incendio visto desde una calle de Mombeltrán, Ávila. ALFONSO MARTÍN GUTIÉRREZ
El humo, el olor a quemado, el crepitar del fuego y el ir y venir de los bomberos forestales tiene en vilo a los vecinos. «Hay crisis de ansiedad y emocionalmente la gente está muy tocada. En el pueblo la mayoría de la gente es mayor, son localidades envejecidas y, aunque están acostumbrados al fuego porque son pueblos madereros, no son los mismos incendios que antes», comenta el edil.
A esto se suma un desencanto con la gestión. «Esta zona ya se quemó hace 15 años», recuerda el concejal. Y enseguida surgen las preguntas: ¿no se trazaron bien los cortafuegos? ¿No se repobló con especies menos pirófilas? «Algo hemos hecho mal. Esto produce mucho desencanto en la gente», se lamenta al otro lado del teléfono Martín Gutiérrez.
Solidaridad de instituciones, empresas y particulares
A pesar del desastre, el espíritu de la comunidad se mantiene. «Esto siempre saca lo mejor del ser humano, todo es solidaridad», afirma Martín Gutiérrez. Sin embargo, la prohibición por parte de los equipos de extinción de que la gente del pueblo eche una mano en la extinción genera preguntas: «La postura oficial es que no quieren voluntarios y, claro, la gente no lo entiende. Es que va un poco en contra de la política del pueblo» dice Alfonso con resignación.
El concejal recuerda que en un episodio similar ocurrido hace 15 años en El Arenal parece que los vecinos «desoyeron las indicaciones de los ingenieros de la Junta y salvaron el pueblo». Es una historia que es «vox populi». Lo cierto es que en Mombeltrán, a los que se han ofrecido, les han dicho taxativamente que no. «Estamos siendo disciplinados», asegura Alfonso Martín.
En medio del incendio, la ayuda está llegando de diferentes lugares. Por ahora el agua es potable «pero huele mal, arrastra hojiza y el fuego está ardiendo en el entorno del depósito», explica el edil antes de enumerar las instituciones y empresas que se han puesto en contacto con ellos para hacerles llegar agua embotellada, el bien más preciado y básico en situaciones de emergencia.
«El incendio está sacando lo mejor del ser humano, todo es solidaridad», asegura un concejal de Mombeltrán. ALFONSO MARTÍN GUTIÉRREZ
«El Ayuntamiento de Ávila nos ha traído un camión con botellas de agua y a partir de las 17:00 de la tarde vamos a repartirla. Nos han llamado de Fontedoso, un manantial de agua mineral que viene con un tráiler cargado. También de Agua del Rosal, que es de un pueblo llamado Calera y Chozas, en Toledo. Coca-Cola también nos ha traído agua de su marca a través del distribuidor del pueblo», detalla el concejal. Pero sin duda, la ayuda que más le ha impresionado es la de los ciudadanos anónimos: «Gente que vienen con diez garrafas en el maletero del coche porque las han comprado en un súper en Arenas de San Pedro. Lo humano aflora. Esa es la esperanza».
Mientras el incendio, que afecta una zona de orografía difícil en la Sierra de Gredos, continúa sin un perímetro controlado, un amplio operativo de más de medio millar de personas y cerca de 200 medios, entre los que figuran 24 aéreos, sigue luchando contra las llamas. Las previsiones meteorológicas no son favorables, con aumento de temperaturas y viento, lo que lleva al concejal a concluir: «Esto no tiene visos de terminar hoy».
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