El pasado jueves, un paciente del centro de atención primaria (CAP) Anton de Borja, en Rubí (Vallès Occidental), se levantó del sillón en el que le estaban haciendo una analítica, empezó a llamar «asesino» a un médico que acababa de entrar en la sala, lo empujó y le propinó dos puñetazos en la cara y una patada en las piernas. Tres personas tuvieron que retenerlo porque en este centro de atención primaria no hay vigilante de seguridad, pese a que los sanitarios –aseguran- llevan tiempo reclamándolo.
El médico está de baja desde entonces y el suceso pone de manifiesto, una vez más, una realidad que va al alza: en Catalunya se producen siete agresiones a sanitarios cada día. La Conselleria de Salut y el Consorci Sanitari de Terrassa (CST), al que pertenece este CAP, han condenado los hechos, pero de momento no consta que vayan a tomar medidas específicas. Salut está todavía ultimando un sistema informático común para toda la sanidad catalana en el que se registrarán las agresiones físicas y verbales que sufren los sanitarios.
Concentración de repulsa
Este lunes a las 12 horas, el CAP Anton de Borja ha parado su actividad durante 15 minutos para expresar su repulsa ante lo sucedido. Sus sanitarios llevaban una pancarta que rezaba: ‘Davant agressions, tolerància zero’. El personal de todos los centros del CST se ha concentrado también este lunes en señal de protesta y solidaridad. También los pacientes del centro Anton de Borja han participado en la concentración. «Qué vergüenza, qué vergüenza. ¿Cómo podemos pegar a quien nos cuida?», comentaba una mujer mientras aplaudía a los sanitarios. ‘Cuidamos vidas, respeten la nuestra’, ‘Sin respeto no hay sanidad’ o ‘Ni una agressio més’ eran algunas de las pancartas.

Concentración de médicos y pacientes este lunes delante del CAP Anton de Borja de Rubí para protestar por la agresión física sufrida el jueves pasado por un médico a manos de un paciente. / Ferran Nadeu
Entre las personas que se han concentrado estaban Laia, auxiliar de enfermería, y Txell, enfermera. Ellas fueron dos de las tres personas que el pasado jueves retuvieron al agresor y por tanto presenciaron los hechos. «Este hombre ya había venido el día anterior al CAP y agredido verbalmente a los compañeros de admisiones. Tenía una analítica programada y entró exigiendo hablar con dirección. Le dijimos que había un protocolo, que le tomábamos los datos y que el CAP se pondría en contacto con él», relatan Laia y Txell. Con una de ellas «se puso verbalmente algo agresivo». «Cuando entró un médico a la sala a saludar, este paciente se levantó del sillón, empezó a gritarle asesino, lo empujó y lo contuvimos entre tres. Le dio dos puñetazos en la cara y una patada en las piernas», afirman estas sanitarias. «Y paró porque vino todo el centro. Lo retuvimos nosotros y nos tuvimos que enfrentar nosotros a él porque no tenemos seguridad», denuncian. Este paciente no tenía ninguna patología grave.
Los sanitarios consiguieron retenerlo en el CAP hasta que llegaron los Mossos d’’Esquadra, que le tomaron los datos, pero «nada más». «Este señor se fue tan tranquilo a su casa. Solo lo hubieran retenido si hubiera habido sangre», lamentan Laia y Txell. Y añaden: «Seguimos teniendo que pasar visita con pacientes con antecedentes de agresividad. Los atendemos solas y vamos a los domicilios solas. Hace días, a una compañera nuestra la agredieron verbalmente, con comentarios sexuales, en un domicilio».
Se quejan, también, de las «amenazas diarias vía telefónica» que sufren los administrativos, a quienes a veces los pacientes advierten de que «los van a esperar fuera». Los trabajadores del CAP Anton de Borja reclama «sistemas de alarma individualizados» y más seguridad. «Y estar acompañadas, no solas, cuando hay que pasar visita a pacientes con antecedentes de agresividad», dicen Laia y Txell.
Otra agresión hace tres años
Hace tres años otra sanitaria de este CAP fue agredida físicamente por una señora mayor. Interpuso una denuncia y la paciente tiene ahora una «orden de alejamiento» de la sanitaria, «pero no del centro», lamentan estas enfermeras, quienes denuncian la desprotección que viven. El jueves que viene el centro volverá a parar para denunciar este hecho que no es en absoluto algo aislado.
El comité de empresa del CST ha denunciado y condenado la agresión física producida en el CAP Anton de Borja de Rubí. «El comité de empresa lamenta que las agresiones al personal sanitario sigan fuera de control y reclama a la dirección del CST medidas contundentes para erradicar esta lacra que añade aún más tensión a la tarea asistencial», dice en un comunicado. En junio de 2024, se produjo otra agresión en a ocho sanitarios en el Hospital de Terrassa por la complicación de un parto.
La Conselleria de Salut está ultimando un sistema informático común para toda la sanidad catalana en el que se registrarán las agresiones físicas y verbales que sufren los sanitarios. Este registro permitirá la explotación de datos para, entre otras cosas, establecer un «mapa de calor» de esta problemática y facilitar la adopción de medidas correctoras en hospitales y CAP. A este registro se sumarán sanciones económicas para el usuario que agreda física o verbalmente a los médicos y que pueden llegar a los 600.000 euros en el caso de las más graves. De momento, nada de esto está todavía en marcha.
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