Si hay una profesión históricamente estereotipada y sexualizada, esa es la de enfermera, hasta el punto que, hoy en día, las profesionales sanitarias siguen sufriendo comentarios machistas, contactos físicos no deseados, como manos en la cintura, tocamiento de glúteos o proposiciones para mantener relaciones sexuales. Ante ello, SATSE, el mayor sindicato de enfermería, ha realizado una macroencuesta con el fin de «arrojar luz» sobre el acoso sexual y por razón de género que sufre el colectivo. Y los resultados indican que en torno la mitad de las profesionales padecen este tipo de comportamientos pero ocho de cada diez no los denuncian, porque desconocen el procedimiento a seguir y no confían en su eficacia.
La macroencuesta ha sido contestada por cerca de 7.400 enfermeras, pero también fisioterapeutas, otro colectivo muy feminizado, y los resultados han sido presentados este martes con motivo del Día de Eliminación de la Violencia hacia la Mujer, que se celebra el 25-N. El estudio demoscópico demuestra que el acoso sexual, es decir, cualquier comportamiento o insinuación sexual que atente contra la dignidad de la persona, o el acoso por razón de sexo, que supone un trato degradante hacia la mujer, por esta condición, son frecuentes allí donde hay una enfermera o fisioterapeuta.
“Las profesiones dedicadas al cuidado, como es la nuestra, han sido históricamente estereotipadas y sexualizadas, lo cual se agrava por la cercanía física que implica nuestro trabajo y por la percepción errónea de que estamos ‘al servicio’ de otras personas”, ha denunciado Laura Villaseñor, en la presentación de la encuesta.
En concreto, los comportamientos de acoso más frecuentes son los siguientes: Una de cada dos profesionales sanitarias (el 48,5%) ha sufrido comentarios y/o chistes sexistas. Tres de cada diez (27,6%) alguna invasión deliberada de su espacio personal y también tres de cada diez (27,2%) se han sentido menospreciada o han sufrido condescendencia por ser mujer.
Contactos no deseados
Además, el 22% afirma haber sufrido contacto físico no solicitado ni deseado, como una mano en la cintura, abrazos, tocamientos en los glúteos u otras zonas sensibles o íntimas, y el 11% intentos no deseados de tener una cita o proposiciones para mantener una relación sexual.
Otros datos son que el 37% indica que ha sido tratada de manera diferente por su sexo; al 31% le han contado historias o bromas sexuales que le resultaron ofensivas; el 27% ha sufrido miradas insinuantes e inapropiadas de carácter sexual; al 22% les han intentado tocar o rozar y a casi al 20% les han llamado su atención de forma sexual, con silbidos o piropos ofensivos.
Además, no son hechos puntuales. Más del 40% (en concreto el 43%) ha sufrido estas situaciones entre dos y cinco veces y el 25% de las encuestadas más de 10 veces a lo largo de su vida profesional. Al mismo tiempo, seis de cada diez ha sufrido acoso sexual o por razón de género en los últimos tres años, por tanto, no es algo del pasado.
Los protocolos
Además de contestar la encuesta, unas 1.500 profesionales han compartido algunas de las situaciones de acoso sexual que han vivido, de forma anónima: «El marido de una paciente me siguió durante días para invitarme a cenar»; «me dejaba la última, para quedarse a solas conmigo en su despacho e insinuarse«; «al explicarme diferentes técnicas, había roces y tocamientos no necesarios para la explicación», son algunas de sus denuncias. Además, los datos indican que la mitad proceden de los pacientes y la otra mitad de sanitarios de distinta categoría profesional.
Pese a la intensidad y la frecuencia del acoso, ocho de cada diez enfermeras o fisioterapeutas indica que no ha puesto en conocimiento de sus superiores o de la justicia los comportamientos sufridos. El motivo es que casi el 40% desconoce el procedimiento y los derechos existentes para víctimas de acoso sexual o por razón de sexo y otro 34% no tiene confianza en que la eficacia del procedimiento.
En este contexto, llama la atención que seis de cada diez encuestadas admiten no conocer que existe un protocolo de actuación frente al acoso sexual o por razón de sexo al que acogerse y solo el 18,8% afirma haber recibido información al respecto.
Las soluciones
Villaseñor ha destacado las «expresiones de violencia» relacionadas con el acoso sexual y por razón de sexo «tienen graves consecuencias en la integridad física y psíquica» de las personas que la sufren, por lo que ha urgido a las administraciones a tomar medidas «con rapidez y eficacia». A este respecto, SATSE propone medidas preventivas que promocionen la cultura de «tolerancia cero al acoso», con formación obligatoria para todo el personal sanitario y campañas de sensibilización permanentes.
Asimismo, el sindicato de enfermería propone la inclusión del acoso en las evaluaciones de riesgos laborales como riesgo psicosocial; la protección integral de las víctimas frente a represalias, su acceso a apoyo psicológico y asesoría jurídica y la implementación de las actuaciones necesarias para restituir su salud psicológica y física.
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