El pasado lunes, el día del gran apagón, el mayor en la historia de España, el Hospital Germans Trias i Pujol(Can Ruti, en Badalona) actuó en un tiempo récord. La electricidad se fue a las 12.33 horas y a las 12.55 horas ya estaba constituido el comité de crisis del hospital, formado por los responsables de todos los servicios. Los grupos electrógenos de Can Ruti tenían una autonomía para 11 horas pero, con un plan de choque para ahorrar un 30% de luz, el centro consiguió alargarla a 24 horas, sin alterar en ningún momento el normal funcionamiento del centro. Esta operación le permitió aumentar su autonomía en un 120%. Además, a media tarde, consiguió, por fin, más suministro de gasoil, lo que en total le proporcionó unas 48 horas más de autonomía eléctrica.
A los 20 minutos del apagón, Can Ruti había constituido ya un comité de crisis que acordó un plan para ahorrar luz y alargar la autonomía energética
El caso de Can Ruti ilustra cómo los hospitales catalanes trabajaron contra reloj para seguir funcionando y cómo consiguieron que los pacientes, en especial los más graves, no se quedaran nunca sin atención.
«Ayudó que el apagón se produjo en un día laborable, a las 12.30 horas del mediodía. Es decir, todos estábamos en el hospital y pudimos constituir muy rápido un comité de crisis. A la una menos cinco, ya estaba listo», explica a EL PERIÓDICO Javier Santesmases, director asistencial de Can Ruti.
El primer paso fue asegurarse de que todos los «puntos críticos» continuaban funcionando: ucis, áreas reanimación, quirófanos, máquinas de diálisis. Nada de eso podía pararse, y nunca se paró. «Cuando nos aseguramos de esto, nuestros ingenieros nos dijeron que teníamos autonomía eléctrica para 11 horas. Ahí pensamos que, si la cosa se alargaba, sería complicado», recuerda Santesmases. El hospital tenía agua y víveres para 72 horas.
El primer paso fue asegurar que ucis, áreas reanimación, quirófanos y máquinas de diálisis no se pararan. Y no se pararon
Ese 30% de ahorro de luz que logró aumentar hasta 24 horas la autonomía eléctrica de los grupos electrógenos se consiguió a base de apagar las luces en espacios donde no eran imprescindibles: oficinas y pasillos, principalmente. «El hospital puede funcionar igualmente sin luz en estos espacios, y no es algo crítico para su funcionamiento. Eso hizo que la autonomía eléctrica creciera. Priorizamos las cargas eléctricas en ucis y quirófanos, sobre todo», cuenta por su parte el ingeniero Marc Jaumà, director de Servicios Generales de Can Ruti.

Un pasillo del Hospital Can Ruti, en Badalona, a oscuras el día del gran apagón. / HOSPITAL GERMANS TRIAS I PUJOL
De nuevo, la suerte volvió a jugar a favor de los hospitales. «Nos pilló un día claro, sin frío, con luz. Pudimos desconectar la climatización en espacios nos críticos. Se apagaron las luces allá donde fuera posible, intentamos optimizar al máximo el gasto energético. Y se rebajó la actividad hospital a la de un día festivo», prosigue Santesmases. Así, el centro continuó cubriendo las emergencias, las urgencias y las cirugías en marcha. Pero por la tarde suspendió toda la actividad programada no urgente, al igual que el resto de hospitales catalanes y centros de atención primaria.
Con el ahorro de luz y la compra de gasoil Can Ruti acumuló 48 horas de autonomía energética
Los electrógenos que el día del apagón salvaron a los hospitales del colapso funcionan con gasoil. El lunes pasado, el de Can Ruti tenía autonomía para 11 horas, que logró ampliar a 24 gracias a este drástico ahorro de luz. Pero la dirección del centro estaba inquieta: ¿y si la caída eléctrica duraba más tiempo? Era necesario conseguir más gasoil por si acaso.
«Nosotros teníamos almacenados unos 15.000 litros de gasoil», señala Jaumà. El problema fue que los camiones cisterna funcionan con una bomba eléctrica y, al no haber electricidad, no podían llenarse de gasoil. Sin embargo, el hospital recuperó la corriente sobre las 16.30 horas y consiguió «muy rápido» un camión que estaba lleno. Cargó los electrógenos con otros 15.000 litros de gasoil, lo que hizo que Can Ruti pasara, en ese momento, a tener una autonomía eléctrica de 48 horas. Es decir, podría funcionar independientemente hasta el miércoles por la tarde.
El gran apagón hace reflexionar a los hospitales: «Tenemos que buscar autonomía para no depender del gasoil»
«Aunque ya teníamos electricidad había mucha incertidumbre y decidimos cargar los electrógenos y alargar la autonomía para estar más seguros», dice Jaumà. Tampoco hizo falta: la electricidad regresó el lunes por la tarde y no volvió a caer.
Pero lo ocurrido colocó a los hospitales frente a una realidad. «Tenemos que buscar autonomía para no depender del gasoil», opina Santesmases. «Teníamos planes de contingencia para asegurar el funcionamiento del hospital durante 24 horas. Pero en nuestros planes no esperábamos que cayera todo, lo que implicó también que no podríamos cargar gasoil, porque para meter el gasoil necesitamos bombas eléctricas. Es un tema para reflexionar», concluye Jaumá.
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