
El objetivo principal de la rehabilitación cardiaca es conseguir el máximo nivel de actividad del paciente compatible con la capacidad funcional de su corazón. A corto plazo, se trata de recuperar la capacidad física lo antes posible para reanudar las actividades cotidianas y, a largo plazo, modificar los factores de riesgo y de comportamiento que influyen en el desarrollo de las enfermedades cardiovasculares.
La actividad física siempre debe ir prescrita por un médico, ya que es un tratamiento más, y podemos sufrir efectos negativos si no la realizamos correctamente. Es el médico quien debe decidir qué actividades son las más adecuadas, atendiendo a la enfermedad que suframos, a las capacidades de nuestro corazón y teniendo en cuenta nuestras preferencias y antecedentes personales. La actividad física es una parte fundamental de la rehabilitación cardiaca, pero debe ir siempre acompañada de un control de los factores que desencadenan estas enfermedades (obesidad, hipertensión, colesterol alto…), toma del tratamiento prescrito y control del estrés.
Hay dos tipos fundamentales de ejercicios que podemos hacer: aeróbicos (que consumen oxígeno) y anaeróbicos (ejercicios fundamentalmente de fuerza). La combinación de ambos tipos es lo que ha demostrado ser de mayor utilidad en la recuperación de los pacientes cardiovasculares.
Dentro de los ejercicios aeróbicos, que son los que mayoritariamente debemos realizar, se encuentran caminar, bicicleta, elíptica, remo, natación…Entre los ejercicios de fuerza realizar pesas es lo más sencillo; también hay diferentes máquinas en los gimnasios que nos permiten trabajar la fuerza.
Realizar al menos 5 días a la semana ejercicio aeróbico (caminar, nadar, bici…), con control de la frecuencia cardiaca máxima según las indicaciones médicas. La duración mínima del ejercicio debería ser 1 hora. Si tenemos que perder peso, conviene que aumentemos este tiempo, pero siempre siguiendo las indicaciones del médico.
Las recomendaciones estándar del ejercicio son:
- Al finalizar se deben realizar ejercicios de estiramiento. El ejercicio aeróbico debe ir precedido de un calentamiento, para evitar lesiones incluidos los ejercicios respiratorios.
- Además, añadir ejercicios de fuerza con los pesos que nos haya indicado el médico, 10-15 repeticiones, 3 días a la semana. En el momento del trabajo, es decir, en la contracción muscular, se debe realizar la espiración (echar el aire) y en la fase de relajación, inspirar (coger el aire).
- Evitar las actividades físicas competitivas, ya que suelen suponer un estrés añadido.
Hay que recordar que todo lo aprendido, en cuanto al ejercicio, debe ser realizado durante toda la vida; no vale con hacerlo unos meses y luego abandonar. Este es el secreto para que nuestro corazón vaya mejorando poco a poco; para ayudarnos a controlar la tensión, la glucosa y el colesterol, para perder peso e incluso, con el tiempo, si todo va bien, ayudar a disminuir el tratamiento farmacológico.
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