Brais Lorenzo, fotógrafo de los incendios: "Nuestro trabajo es importante para que no se olvide lo que está pasando"

Manuela se abre paso con un palo quemado entre las manos dispuesta a seguir luchando contra el fuego. El negro del paisaje se funde con el negro del luto. Su marido, bombero forestal, murió en un incendio. Manuela se convirtió en una de las imágenes de los incendios de 2012. Un año más tarde fue Maruja y su gesto serio. Maruja, que regala patatas y huevos al que se asoma por su casa y que siempre está riendo, mira de frente a las llamas.

Todas las fotos que aparecen en el vídeo de esta noticia son de Brais Lorenzo, fotoperiodista que mira impotente el paisaje quemado. Ha visto mucho, pero lo de este año es inédito, asegura. «La fotografía es una herramienta de memoria; lo que no se ve, no existe. Nuestro trabajo es importante para documentar lo que está pasando y que no se olvide», reivindica.

Lorenzo lleva más de una década recorriendo aldeas para inventariar la impotencia y el dolor de la gente que ve como eso que antes llamaban hogar ha sido devorado por las llamas. «Con ese fuego se han ido muchos de los recuerdos de estas personas y de las que habitaron anteriormente estos lugares», cuenta.

En otra de sus fotos más conocidas, de hace más de 10 años, aparece una cama reducida a cenizas. La rutina y lo cotidiano son víctimas colaterales de estos fuegos, y eso también tarda años en volver a crecer, como tardan los árboles en volver a intentar alcanzar el cielo.