El destino a veces sorprende por su retorcido sentido del humor. En 2020, la Unidad Militar de Emergencias (UME) tenía previsto un simulacro de erupción volcánica en la isla de Tenerife. Pero la pandemia por el covid lo suspendió. Cuando en septiembre de 2021 el volcán de La Palma rugió de verdad, la UME ya tenía una hoja de ruta, un procedimiento teórico que sólo tuvo que llevar a la práctica. Algo que cuadra con lo que el General Jefe de la UME, Francisco Javier Marcos Izquierdo, contaba a Informe Semanal con motivo de los primeros 20 años de la unidad: «El espíritu de la UME es anticiparse a cualquier catástrofe en la medida de lo posible».
Esta mezcla de preparación exigente y respuesta inmediata es su esencia. A lo largo de 20 años, la UME ha pasado de ser un proyecto discutido —la oposición lo tildó de «capricho» del Gobierno— a convertirse en un símbolo de esperanza en medio de las peores catástrofes y en una de las instituciones mejor valoradas por los ciudadanos. Dos décadas de historia que repasamos en RTVE Noticias con dos de sus integrantes, Antonio y Alberto, un sevillano y un gallego, un cabo primero y un brigada.
El brigada Alberto Vázquez y el cabo primero Antonio Diosdado, miembros de la UME. RTVE
Antonio Francisco Diosdado Cardona es sevillano de Dos Hermanas y sevillista de corazón y carné. Lleva 25 años como militar. Llegó en el 2012 a la UME procedente del Ejército de Tierra y, tras un paréntesis de dos años destinado en Estrasburgo (Francia), regresó a la UME y a su Sevilla donde presta servicio como cabo primero en la Base Aérea de Morón. Tiene una hija de 13 años y un hijo de 10 que «se sienten muy orgullosos de mí, de nosotros, del trabajo que hacemos».
Antonio Diosdado, cabo primero de la UME, sobre los voluntarios en los incendios: «Es mejor dejar a los profesionales trabajar, porque saben cómo escapar»
Alberto Vázquez Rodríguez es gallego, de Ferrol y amante de la Historia y «todo lo que tenga que ver con la comunicación». Llevaba diez años como artillero en la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable en Pontevedra hasta que el 22 de diciembre de 2014 le tocó la lotería con un destino en la UME. Antes había estado destinado en Ferrol y A Coruña. El 7 de enero de 2015 se incorporó a la Oficina de Comunicación Pública de la UME en la madrileña localidad de Torrejón de Ardoz. Desde entonces el brigada Vázquez vive con su mujer y sus dos hijos —»el mayor tiene 17 y la pequeña 14″—. en Alcalá de Henares, a tiro de piedra de su lugar de servicio.
Alberto Vázquez, brigada de la UME: «Todo el mundo está involucrado y el que no está involucrado directamente es porque está descansando»
La UME es una unidad única dentro de las Fuerzas Armadas. Es un equipo multidisciplinar formado por oficiales, suboficiales, tropa y marinería procedentes del Ejército de Tierra, la Armada, el Ejército del Aire y del Espacio y los Cuerpos Comunes, además de personal civil.
El teniente general Francisco Javier Marcos Izquierdo, General Jefe de la UME, resume su misión en el saludo de su web institucional: «Contribuir a la seguridad y bienestar de todos los ciudadanos interviniendo en cualquier lugar del territorio nacional y en el exterior, junto con las instituciones del Estado y las Administraciones Públicas, en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas.»
Está compuesta por 3.500 efectivos —de los que el 7% son mujeres— organizados en cinco batallones de intervención ubicados estratégicamente en Madrid, Sevilla, Valencia, Zaragoza y León para garantizar que pueden desplegarse en cualquier punto de España en un máximo de tres horas. En sus dos décadas de existencia, han llevado a cabo cerca de 800 grandes misiones de respuesta en diversas emergencias.
«Ni por el salario ni por el horario»
Para entender por qué estos militares actúan donde otros servicios de emergencia se ven desbordados, hay que empezar por su vocación. «Yo desde que tengo uso de razón, siempre quise ser militar,» confiesa Alberto Vázquez, para quien la decisión de entrar en la UME fue «una mezcla» entre su interés y la admiración hacia una unidad que, en 2015, ya era vista con «cierta envidia» por su gran preparación. El cabo primero Antonio Diosdado lo confirma después de sus dos años de paréntesis destinado en el extranjero: «Mi meta era volver a la UME, que es la unidad que realmente me motiva porque me llama más que cualquier otra».
Miembros de la Unidad Militar de Emergencias con el uniforme de gala. UME
El General Jefe, Francisco Javier Marcos, la define como «una de las unidades más jóvenes, mejor equipadas y con más futuro» algo que la hace muy atractiva entre los profesionales de las fueras armadas. «Somos un instrumento moderno, ágil y eficaz. Disponemos de medios tecnológicamente muy avanzados, que continúan evolucionando rápidamente al ritmo de las necesidades de la sociedad», explica el Teniente General Marcos.
«No estamos ni por el salario ni por el horario«, asegura el brigada Vázquez antes de ahondar en el tema vocacional. «Si ser militar es vocacional totalmente, entrar en la UME, si cabe, lo es aún más». Algo que repite, casi palabra por palabra, desde el sur de España, el cabo primero Diosdado: «No es un trabajo al uso, no es un trabajo en el que estemos ni por el dinero, ni por el horario, ni por nada que se le parezca. Esto es vocación nuestra aunque es verdad que tiene un componente de agradecimiento civil que te que te motiva mucho», reconoce el sevillano.
Listos para servir
En estos 20 años, la sociedad española se ha acostumbrado a ver a la UME en situaciones críticas. Han abierto caminos entre la nieve del temporal Filomena, salvado vidas durante la dana de Valencia y luchado contra el fuego en demasiados incendios forestales como los de este verano en Galicia y León.
Los batallones especializados de la UME han intervenido en 558 grandes incendios forestales desde su creación hace 20 años. UME
Los incendios forestales son, sin duda, la principal catástrofe natural en la que los miembros de la UME intervienen desde su creación. De las 779 misiones en las que han participado 558 han estado relacionadas con grandes incendios. Los años 2012, 2017 y 2022 fueron los más activos superando los 50 fuegos. Pero ningún año tan grave como este 2025 en el que ya han ardido más de 300.000 hectáreas y donde se han movilizado efectivos simultáneamente en 14 incendios de cinco comunidades autónomas.
Curiosamente fue después del incendio forestal de Guadalajara en el año 2005 —en el que perdieron la vida once bomberos— cuando el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero decidió crear la Unidad Militar de Emergencias. Unos meses antes, en diciembre de 2004, un temporal de nieve en Burgos había dejado incomunicadas a más de 6.000 personas. Y en noviembre de 2002, el ejército ya había colaborado en la limpieza del chapapote que tiñó de negro las costas de Galicia tras el hundimiento del Prestige, aunque de un modo «no tan organizado», explica el brigada gallego Alberto Vázquez.
Antonio Diosdado explica que «la UME complementa los dispositivos de emergencias de las comunidades autónomas en caso de ser necesario. Cumplimos uno de los cometidos de las Fuerzas Armadas que es auxiliar a la población en caso de emergencia, de calamidad pública y demás». Cuando se le pide a Alberto Vázquez que elija la operación más especial, duda. Tras un esfuerzo, distingue entre lo profesional y lo personal. «De forma profesional, igual la que más me ha exigido ha sido la dana de Valencia y el terremoto de Marruecos. Y de manera personal, la que más me ha afectado fue la Operación Balmis por la pandemia de covid«.
Durante la pandemia de covid la UME realizó 8.267 intervenciones, muchas de ellas en residencias de mayores. UME
La pandemia de 2020 marcó un punto de inflexión en esta unidad de élite. Hace cinco años los españoles nos recluíamos en casa ante un virus desconocido mientras los militares de la UME desinfectaban las calles en un esfuerzo por combatir un enemigo que por aquel entonces era muy desconocido.
Balmis se saldó con 8.267 intervenciones de la UME, muchas de ellas en residencias de ancianos o acompañando a los forenses y los servicios funerarios en el traslado de cadáveres. «No recuerdo en esos tiempos haber descansado más de un día seguido,» comenta Alberto. La unidad, además de entrar en las residencias, desinfectó espacios públicos y respondió cuando la incertidumbre era máxima.
La construcción de infraestructuras de emergencia tras la dana de Valencia fue clave para la población. UME
Pero el mayor despliegue en toda su historia se produjo hace ahora un año con la dana de Valencia. La riada afectó a 75 municipios terminó con la vida de 229 personas. Desde el 29 de octubre de 2024 y durante cinco meses hubo 2.200 miembros de la UME movilizados. Entre sus muchos logros durante todo este tiempo están los 76 rescates en los primeros días de las inundaciones.
«Mejorar para servir»
El cabo primero Abraham Núñez, compañero del brigada Vázquez, resume para Informe Semanal el coste personal del servicio con una experiencia personal. Durante la gota fría de Valencia estuvieron fuera de casa «una media de entre 42 y 52 días. Pero, luego, te dejan una nota en el coche. O te paran y te dan la mano. Eso ayuda».
La conexión con el ciudadano, el sentido de utilidad, es lo que da sentido a la exigente instrucción que reciben a diario en la Escuela Militar de Emergencias. Porque los efectivos de la UME no sólo trabajan cuando les activan para una misión.
¿Qué hacen entre catástrofe y emergencia? El andaluz Diosdado lo explica con meridiana claridad: «el peor enemigo de una emergencia es la improvisación, por eso seguimos ahondando en el estudio y realizando simulacros de cualquier cosa que pudiera suceder». Y el brigada Alberto Vázquez insiste en la misma idea del estudio y la preparación con cierta retranca en su acento gallego: «Mejorar, lo que hacemos cada día es mejorar para servir».
«Ángeles sin alas»
El trabajo constante en el adiestramiento, la adaptación a las nuevas tecnologías y la mejora continua de procedimientos son el pan nuestro de cada día entre los miembros de la UME. Pero sin duda son las anécdotas personales las que ayudan a entender su impacto entre los ciudadanos afectados por una catástrofe.
«Llevaba dos años en la UME, era 2017, en los incendios famosos que afectaron a Galicia y Asturias,» recuerda el brigada Vázquez. «Paramos en un sitio a coger un bocadillo, pedimos la cuenta, y la dueña dice: ‘No, no, no. Aquí habéis estado en invierno paleando nieve, yo tengo un primo en la UME, y vosotros aquí no pagáis‘. Me emocioné porque era la forma de agradecer.»
Informe semanal – Salvavidas UME
El cabo primero Diosdado recuerda el rescate en el terremoto de Turquía de una madre y sus hijos que llevaban cinco días sin comer ni beber. «Ofreció su botella de agua a los miembros del equipo que la estaban rescatando». Esa mujer, cuando vio a los militares, «creyó que eran ángeles. Y les decía: ‘Vosotros siempre seréis mis ángeles sin alas’». Personas al servicio de personas.
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