Bajo el mando del comandante Fernando López Urbina, los binomios caninos Fauno, Stitch, Domi, Bembo y Pingo se adentraron entre lodo y escombros para buscar vida y esperanza en las comunidades devastadas
El poder del trabajo conjunto ante el desastre
La noche del 10 de octubre de 2025, el estado de Hidalgo fue escenario de una de las emergencias más graves de los últimos años en la región. Las lluvias torrenciales que azotaron la Sierra Alta desencadenaron deslaves, desbordamientos de ríos y el colapso de viviendas enteras. En cuestión de horas, comunidades completas quedaron aisladas, carreteras fueron cortadas y cientos de familias perdieron todo lo que tenían.
Claro, aquí tienes una versión más sobria y directa del párrafo, centrada en la activación y respuesta operativa:
En medio de la emergencia, la Unidad de Búsqueda y Rescate UBR K9 México fue activada para apoyar las labores en el estado de Hidalgo. Bajo la coordinación de su comandante Sergio López Urbina, el equipo se desplazó hacia las comunidades de Tlacolula y Chapula, en el municipio de Tianguistengo, para integrarse a las acciones de localización y asistencia tras las fuertes lluvias registradas.
Su labor, junto con otras agrupaciones de rescate como MontoByK9 y Bricam, se convirtió en un ejemplo de cooperación civil y profesionalismo en momentos en que el país miraba con angustia el avance de las lluvias.
El desastre en la Sierra Hidalguense
Una tormenta sin precedentes
De acuerdo con información recibida en nuestra redacción, el sistema de lluvias intensas afectó a más de nueve estados de la República Mexicana, pero Hidalgo fue uno de los más impactados. En tan solo 24 horas, se registraron acumulaciones superiores a los 200 mm de precipitación, provocando el desbordamiento de ríos, la caída de laderas y el colapso de caminos rurales.
El gobernador Julio Menchaca Salazar confirmó en conferencia de prensa que, al cierre de ese día, 16 personas habían fallecido y más de 1.000 viviendas se encontraban severamente dañadas o destruidas. Las zonas más afectadas se concentraron en los municipios serranos, donde las lluvias cayeron con una intensidad histórica.
“Las lluvias no dieron tregua durante toda la noche. Las corrientes arrastraron árboles, autos y casas. Estamos ante un desastre natural de grandes proporciones”, declaró el mandatario estatal, a los medios.
Chapula, un pueblo borrado del mapa
Uno de los puntos más críticos fue Chapula, una pequeña localidad enclavada entre montañas y ríos. El caudal del arroyo principal creció de forma súbita y devastadora. En cuestión de minutos, el agua alcanzó niveles incontrolables, derribando viviendas y dejando tras de sí un paisaje de ruinas.
Se informó que Chapula fue declarada inhabitable: prácticamente todas las casas fueron destruidas. Muchos vecinos perdieron no solo sus hogares, sino también los cultivos, animales y medios de sustento.
“Chapula desapareció bajo el agua. Lo que antes eran calles y patios hoy son escombros y lodo”, relató un voluntario local.
Acceso casi imposible
Las condiciones geográficas de la zona complicaron enormemente la llegada de ayuda. Los caminos rurales quedaron cubiertos por derrumbes y lodo, las líneas telefónicas cayeron y las lluvias continuaron durante días.
Protección Civil instaló el comando de incidentes en Tianguistengo, desde donde se coordinó la entrada de los equipos de rescate, incluidos los grupos caninos.
El aislamiento de comunidades como Tlacolula y Chapula, generó una situación de emergencia humanitaria: sin electricidad, alimentos ni medicinas, cientos de personas esperaban entre la incertidumbre y la esperanza de ser encontradas.
La respuesta de UBR K9 México
Un despliegue inmediato
Durante la noche del 10 de octubre, mientras la tormenta seguía castigando a la región, UBR K9 México activó su protocolo de respuesta. Con el liderazgo del comandante Sergio López Urbina, el equipo se movilizó desde su base hacia la zona de desastre.
Su llegada fue coordinada con el mando de incidentes instalado por Protección Civil, donde también se encontraban unidades del Ejército, la Guardia Nacional, Cruz Roja y distintos cuerpos de rescate voluntario.
La UBR K9 México acudió con cinco binomios caninos operativos, todos altamente especializados:
- Pingo, Fauno y Stitch: perros entrenados para búsqueda de personas con vida.
- Domi y Bembo: binomios con la especialidad en airebes.
Esta combinación permitió cubrir amplias áreas de trabajo y atender simultáneamente zonas con reportes de personas desaparecidas y zonas donde existía la sospecha de fallecimientos.

Trabajo bajo presión y riesgo
Los rescatistas de UBR K9 México, junto con los binomios, trabajaron en condiciones extremas: lluvias constantes, lodo profundo, visibilidad reducida y riesgos de nuevos deslaves. Sin embargo, su experiencia en escenarios de desastre fue clave para avanzar con seguridad y eficacia.
Durante las primeras 48 horas de operación, los equipos caninos realizaron búsquedas primarias en zonas previamente asignadas por el comando. La labor se dividió en cuadrantes, utilizando métodos de barrido en abanico y marcaje por comportamiento canino.
El trabajo de campo se complementó con comunicación constante con los grupos de MONTObyK9 y Bricam, formando un equipo multidisciplinario capaz de adaptarse a los cambios de terreno y necesidades de cada comunidad.
Dentro de la operación: precisión, empatía y técnica
La metodología de búsqueda
El protocolo operativo de UBR K9 México se basa en los estándares internacionales de búsqueda y rescate con caninos (INSARAG e IRO). Antes de ingresar a un área, los equipos realizan una evaluación de seguridad, delimitan el perímetro y establecen un orden de exploración.
El perro trabaja guiado por su manejador, pero con libertad para cubrir el terreno con su olfato. En cuanto el can detecta el olor humano, muestra señales conductuales -como cambio de dirección, ladridos, o fijación- que permiten marcar el punto de interés.
La precisión de estos animales es extraordinaria: pueden detectar olores humanos bajo escombros, lodo o vegetación densa, incluso después de varios días.
Los binomios protagonistas
- Pingo, Fauno y Stitch: adiestrados para localizar personas vivas, fueron desplegados en zonas de derrumbe reciente, buscando rastros de olor humano procedentes de posibles sobrevivientes atrapados.
- Domi y Bembo: especialistas en la detección de airebes, se emplearon en áreas donde las corrientes habían arrastrado estructuras o cuerpos. Su trabajo no solo permite recuperar víctimas, sino también dar cierre emocional a las familias.
La relación entre cada guía y su perro es fundamental. En palabras del comandante López Urbina:
“Nuestros perros no solo trabajan, sienten. Saben cuándo su guía está tenso, cuándo algo anda mal. Son compañeros en el más profundo sentido de la palabra.”
Coordinación con las autoridades
UBR K9 México se integró al sistema de mando del incidente para garantizar una comunicación fluida con Protección Civil, Seguridad Pública y autoridades locales. Cada hallazgo se reporta de manera oficial, preservando la cadena de custodia y evitando interferencias con las labores forenses.
Esta coordinación fue clave en Tianguistengo: permitió optimizar los recursos disponibles, establecer turnos de descanso, mantener registros y distribuir las zonas de búsqueda sin duplicar esfuerzos.
Un esfuerzo conjunto que salva vidas
La colaboración entre organizaciones
La intervención no habría sido posible sin el trabajo conjunto entre diferentes equipos. Además de UBR K9 México, participaron agrupaciones como MONTObyK9, Bricam, Protección Civil estatal y municipal, Ejército Mexicano y Guardia Nacional.
Cada grupo aportó un componente esencial: logística, transporte, atención médica, maquinaria, apoyo aéreo o personal técnico. El espíritu de cooperación prevaleció sobre cualquier diferencia de procedencia o nivel jerárquico.
“En el terreno, no hay colores ni siglas. Hay vidas que salvar. Y eso nos une”, comentó uno de los integrantes de UBR K9.
Los desafíos humanos y emocionales
Los rescatistas no solo enfrentan retos físicos, sino también emocionales. En escenarios de destrucción total, el cansancio, el estrés y el impacto psicológico pueden pasar factura. Por ello, UBR K9 México cuenta con un protocolo de descanso y recuperación emocional para sus equipos. Tras cada operación, los binomios se someten a revisiones veterinarias y los rescatistas reciben apoyo psicológico.
El propio comandante López Urbina lo resume así:
“En cada misión hay historias que te marcan. Pero saber que ayudaste a una familia a tener respuestas, a encontrar a su ser querido, le da sentido a todo.”
El significado de la labor K9 en desastres naturales
Un recurso insustituible
Los equipos caninos se siguen consolidado como una herramienta imprescindible en situaciones de desastre. Su capacidad olfativa supera con creces a la tecnología actual. Pueden localizar personas bajo escombros, lodo o estructuras colapsadas donde los sensores mecánicos no llegan.
En Hidalgo, el trabajo de estos binomios permitió acelerar las búsquedas y reducir los tiempos de respuesta. Su presencia también tuvo un valor simbólico: representó esperanza en medio del dolor.
La necesidad de fortalecer el sistema nacional de rescate
La experiencia de Hidalgo refuerza la urgencia de mejorar la coordinación entre los diferentes niveles de gobierno y las agrupaciones voluntarias. México cuenta con una red sólida de cuerpos caninos civiles y militares, pero aún enfrenta retos en homologación de protocolos, financiamiento y acreditaciones oficiales.
Equipos como UBR K9 México operan bajo estándares internacionales, pero lo hacen mayoritariamente de forma voluntaria, sosteniéndose con recursos propios o donaciones. Su labor demuestra que el profesionalismo no depende del uniforme, sino del compromiso.
La reconstrucción y la esperanza
Después del rescate
Una vez concluidas las tareas de búsqueda, el trabajo no termina. Comienza la etapa más larga: la recuperación de las comunidades. En Tianguistengo, brigadas estatales y federales iniciaron la limpieza de caminos, la reconstrucción de viviendas y la entrega de víveres.
Mientras tanto, los binomios caninos regresaron a su base para descansar y prepararse para la próxima misión. La experiencia vivida en Hidalgo se suma a su historial operativo, consolidando su reputación como una de las unidades más capacitadas de México.
Un mensaje para la sociedad
El comandante López Urbina expresó un mensaje que resume el espíritu de su equipo:
“Los desastres naturales no se pueden evitar, pero sí podemos estar mejor preparados. Nuestro trabajo es servir, llegar donde otros no pueden y llevar esperanza.”
En conclusión…
La historia de UBR K9 México en Hidalgo es una crónica de entrega, técnica y humanidad. En medio del caos provocado por las lluvias, estos hombres, mujeres y sus perros demostraron que el rescate es mucho más que una labor técnica: es un acto de amor y compromiso con la vida.
Las comunidades de Tlacolula y Chapula recordarán siempre la noche en que el rugido del agua fue respondido por otro sonido: el ladrido decidido de los perros de rescate.
Un ladrido que no solo busca cuerpos, sino también esperanza.
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