Catalunya ya ha desarrollado el primer biomarcador en sangre que predice qué personas con un deterioro cognitivo leve acabarán desarrollando alzhéimer y cuáles se quedarán estancadas. El Hospital Universitari de Bellvitge de L’Hospitalet, de la red del Institut Català de la Salut (ICS), está detrás del innovador test pronóstico en sangre que anticipa este tipo de demencia. El alzhéimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta a unos 900.000 españoles y que, después del cáncer, es la patología que más preocupa a la población. Los autores de esta nueva herramienta creen que estará disponible en el resto de hospitales catalanes «antes de un año».
Este biomarcador se ha desarrollado y validado íntegramente en Catalunya (hasta ahora, aquí se habían hecho pruebas de biomarcadores validados previamente al exterior) y hace una predicción de si habrá o no alzhéimer en el futuro, frente al resto de biomarcadores desarrollados hasta el momento, que se limitan a confirmar la presencia actual en el paciente de esta patología.
El nuevo test ha ha obtenido el sello CE-IVDR, que certifica que cumple con los estrictos requisitos de seguridad y eficacia de la Unión Europea, lo que abre directamente la puerta a su aplicación clínica (hasta ahora, los biomarcadores validados en Catalunya no tenían este sello y, por tanto, no podían ser vendidos como producto sanitario, sino solo utilizados en entornos de investigación).
Este test hace una predicción de si habrá o no alzhéimer en el futuro, frente al resto de biomarcadores, que confirman la presencia de la patología en el momento actual
«Llevamos 10 años desarrollando esto y hemos dado con un biomarcador que predice el riesgo de que el paciente con deterioro cognitivo leve desarrolle o no una demencia», explica a EL PERIÓDICO Jordi Gascón, jefe de la Unidad de Memoria del Servicio de Neurología del Hospital de Bellvitge. Este nuevo test (denominado MAP-AD) es pronóstico y aporta información clínica decisiva sobre la futura evolución de cada paciente. Ha sido creado por la empresa ADmit Therapeutics, ‘spin-off’ surgida del Institut d’Investigació Biomèdica de Bellvitge (IDIBELL), con el Hospital de Bellvitge como centro coordinador clínico. Y los resultados de esta investigación han sido publicados en la revista ‘iScience’ (Cell Press).
El marcador ha sido creado por la firma catalana ADmit Therapeutics, surgida del IDIBELL y con coordinación de Bellvitge
Según datos de 2023 del Servei Català de la Salut (CatSalut), en Catalunya un 2% de la población sufre algún tipo de demencia; el alzhéimer, que afecta al 69% de estos pacientes, es la más frecuente. Esta proporción aumenta con la edad y, en personas mayores de 70 años, la prevalencia de demencia se sitúa en el 9,6% en nuestro entorno. Con el aumento de la esperanza de vida, dentro de 25 años podría haber hasta dos millones de personas diagnosticadas con la enfermedad en España, más del doble que en la actualidad.
«ADN mitocondrial»
Más novedades. Este nuevo test, desarrollado por instituciones públicas y empresas 100% catalanas, no se basa en la proteína TAU o beta amiloide, sino en el «grado de metilación del ADN mitocondrial». «Las mitocondrias son una parte de la célula que se encarga del metabolismo energético, principalmente. Tienen un ADN propio en el que se pueden colocar los llamados ‘radicales metilos’. Nosotros hemos medido eso y resulta que eso predice el riesgo de demencia en un tiempo determinado. Creemos que esto se sitúa antes que otros biomarcadores», dice el doctor Gascón.
Otra novedad de este biomarcador es que no se basa en la proteína TAU o beta amiloide, sino en el «grado de metilación del ADN mitocondrial»
Es decir, los investigadores sospechan («aunque no podemos asegurarlo», precisa este neurólogo) que, «en la escala de fenómenos patológicos que suceden en el alzhéimer», antes del llamado «depósito de proteínas» (TAU y beta amiloide), «ya pasan otras cosas». «Y una de las que podrían pasar es que las mitocondrias no estén funcionando bien», cuenta Gascón. Esto es algo que han visto los investigadores, en algunos de los pacientes, durante el desarrollo de esta investigación. «Por eso creemos que este marcador podría ser incluso más precoz que el resto», asegura.
La llegada de los biomarcadores
El mundo del alzhéimer ha ido orientándose en los últimos años hacia la detección precoz. En esto, precisamente, han jugado un papel muy importante los biomarcadores. Hasta que no aparecieron, el alzhéimer se basaba en un diagnóstico «dominantemente clínico». Es decir, el paciente acudía al médico por problemas de memoria y acababan diagnosticándole alzhéimer si los datos proporcionados al neurólogo eran «coherentes» con el cuadro clínico de esta enfermedad. «Pero era un diagnóstico sin ninguna prueba de apoyo. La aparición de los biomarcadores empezó a cambiar esta situación», señala este médico.
Los primeros biomarcadores se basaban en el líquido cefalorraquídeo (lo que requería pruebas de neuroimagen muy caras), pero poco a poco se fueron desarrollando biomarcadores en pruebas de sangre, algo muy eficiente y además mucho más cómodo.
También en los últimos años el tratamiento de la enfermedad ha ganado impulso con la aprobación en Europa de dos fármacos (que, no obstante, aún no están disponibles en países como España, debido a la lenta burocracia para aprobar tratamientos), el lecanemab y el donanemab, los cuales ralentizan —pero no frenan— la progresión de la enfermedad.
«Cuando tú puedes diagnosticarle a alguien una elevada posibilidad de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa, puedes sentarte con esa persona y plantearle decisiones»
Gascón lo tiene claro: la aparición de un biomarcador como el que ahora ha presentado Bellvitge «cambia mucho más aún el panorama del alzhéimer». «Cuando tú puedes diagnosticarle a alguien una elevada posibilidad de desarrollar una enfermedad neurodegenerativa, puedes sentarte con esa persona y plantearle decisiones. El paciente puede participar mucho más de su proceso diagnóstico y terapéutico y le puedes proponer si quiere recibir otros tratamientos, si quiere participar en ensayos clínicos o incluso si quiere, por ejemplo, acceder a prestaciones como la de la eutanasia», señala este neurólogo.
La investigación ha incluido muestras de pacientes con deterioro cognitivo leve y de personas voluntarias sin afectación cognitiva, procedentes de varios hospitales (Hospital Clínic de Barcelona, Hospital de Sant Pau, el Consorci Sanitari Integral, Fundación CITA-Alzhéimer) y los biobancos de la Universidad de Washington y el Australian Imag.
Cerebros ‘post-portem’
Como explica Marta Barrachina, CEO de ADmit Therapeutics, esta compañía, que está detrás de este biomarcador, se fundó a finales de 2017 como ‘spin-off’ del IDIBELL. «Este proyecto, financiado por el Instituto de Salud Carlos III, se inició en 2011 y buscaba descubrir biomarcadores para diagnosticar el alzhéimer», explica Barrachina, que además es investigadora del IDIBELL. La primera publicación científica de este proyecto se hizo analizando cerebros ‘post-mortem’ de pacientes.
Este proyecto arrancó en 2011, con el análisis de cerebros ‘post-mortem’ y, al ver el hallazgo, los investigadores quisieron «protegerlo» con una patente
«Allí identificamos inicialmente este biomarcador. Como este hallazgo era totalmente nuevo, lo protegimos con una patente y mediante una ayuda de la unidad de innovación del IDIBELL. Eso nos permitió tener otra financiación del Instituto de Salud Carlos III», prosigue Barrachina. El segundo estudio de este proyecto buscaba analizar si ese biomarcador encontrado en los cerebros ‘post-mortem’ se podían medir también en sangre. El resultado final es que el que ahora ha presentado Bellvitge.
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