Con un aforo completo, más de 300 participantes se dieron cita el pasado 6 de noviembre en el II Congreso Mujer y Seguridad. En el evento, organizado por el Observatorio Mujer y Seguridad (OMyS) con la colaboración de Banco Santander y Seguritecnia, se abordaron temas como el incremento de la representatividad en un sector altamente masculinizado, la necesidad de incorporar protocolos y políticas que integren la perspectiva de género en la seguridad, tanto pública como privada, y la importancia de formar a más mujeres para aumentar su presencia en este ámbito.
Ana Borredá, directora de Seguritecnia y cofundadora y tesorera del OMyS, abrió la jornada con unas palabras de agradecimiento hacia las personas que organizaron el congreso el año pasado y destacó la sororidad que, a partir de entonces, se generó.
A continuación, tomó la palabra Anna Aisa, cofundadora y secretaria del OMyS, así como gerente de Acaes, quien presentó los datos del IV Estudio Mujer y Seguridad. Explicó que la entidad tiene como fines «la visibilización de las mujeres en el ámbito de la seguridad privada, elaborar estudios, realizar y apoyar jornadas de divulgación, y transmitir los conocimientos y resultados a las autoridades competentes». En este estudio se puso de manifiesto «el aumento de la representatividad femenina en porcentajes globales en todos los sectores».
Elena Sánchez Blanco, directora de Seguridad e Inteligencia del Grupo Santander, y Francisca Heras, analista de Seguridad e Inteligencia del mismo grupo, presentaron un vídeo en el que se daba voz a mujeres de distintas generaciones, trabajadoras de la compañía, dentro de un sector tradicionalmente masculinizado. A continuación, mantuvieron una charla en la que Sánchez subrayó que «las mujeres hemos salido de unos roles en los que estábamos encasilladas», destacando que «debemos ser conscientes del efecto que tenemos unas en otras».
Garantizar la igualdad
Seguidamente, tuvo lugar un diálogo entre Aline da Silva Gil Stein, directora de Análisis de Datos y de Investigaciones Internas del Área de Seguridad Corporativa de Santander Brasil, y Elizandra Aparecida Nery, directora de Análisis de Datos de WISE Capítulo Brasil.
Da Silva destacó cómo las mujeres y las niñas de todo el mundo dedican 12,5 mil millones de horas al trabajo de cuidado no remunerado y cómo «la igualdad de la mujer impulsa la garantía de los derechos». Por su parte, Nery comentó que, en Brasil, están trabajando para que las mujeres sean más protagonistas en el sector de la seguridad. «Queremos ser ejemplo de inspiración», apuntó la experta de Wise.

Impacto de género
La primera mesa redonda de la jornada, titulada «Buenas prácticas: impacto de género en el liderazgo», contó con la participación de María Ángeles Benítez, responsable de Políticas Sociales y de Inclusión Laboral de PIMEC y coordinadora de la Comisión Mujer y Empresa de la entidad; Alicia Gómez de Hinojosa Guerrero, profesora de Gestión del Talento y Liderazgo en la Escuela de Prevención y Seguridad Integral (EPSI-UAB); y Montse Castro, presidenta de Acaes y de UAS. La mesa fue moderada por Anna Aisa.
En ella se abordaron cuestiones sobre el liderazgo, las barreras que sufren las mujeres en el sector de la seguridad y las medidas que pueden aplicarse para reducir dichas brechas, como los planes de igualdad, la revisión de criterios de selección, los programas de mentoría, las políticas de conciliación y los protocolos contra el acoso y la violencia de género.
Benítez defendió la importancia de un «liderazgo consciente», que consiste en «ampliar competencias altamente efectivas en entornos complejos». Explicó que el liderazgo con perspectiva de género se orienta más a las personas y a la cohesión. Asimismo, constató que «las mujeres arrastramos estereotipos» y que, por ello, «tenemos que romper estigmas».
Sobre el impacto real de la diversidad de género, Gómez de Hinojosa Guerrero afirmó que «no entender la diversidad en los equipos directivos implica que estos estén destinados al fracaso”, ya que “la diversidad de género hace que sean más innovadores». Por su parte, Castro incidió en que «las barreras nos las ponen y nos las dejamos poner, pero son aprendizajes, y las podemos saltar y romper».
Luchar contra los prejuicios
Tras una pausa para el café, la jornada del II Congreso Mujer y Seguridad continuó con la mesa «Miradas globales: experiencias internacionales en seguridad», moderada por Paloma Velasco, cofundadora y presidenta del OMyS y directora ejecutiva de AES. Participaron la teniente coronel Cristina Andreu, inspectora de la Guardia Civil; Marina Méndez Martín, inspectora de la Policía Nacional; Brigitte Scheffer, periodista especializada en seguridad y defensa; y Elena Lanciego, miembro del Comité de Dirección de Banco Santander Brasil y responsable de Control Financiero.
Las expertas compartieron sus experiencias personales y su adaptación a diferentes marcos internacionales. Andreu señaló que «nosotras tenemos sensibilidades que nos hacen tener ciertas conductas de forma natural, lo que nos lleva a adoptar otras actitudes». Méndez Martín reconoció que «existen prejuicios, pero de ellos se aprende», y añadió que «en el momento en que las personas entienden que trabajas de forma profesional, se olvidan de esos prejuicios». Lanciego, por su parte, incidió en el «rigor y el extra de profesionalidad» que se requiere en ciertos escenarios, subrayando que «ganar el respeto y la credibilidad es la diferencia».
Scheffer explicó que su carrera se enriqueció al poder «mezclarme con las mujeres en países musulmanes y escucharlas directamente, para contar su historia sin que la narren hombres con cargos públicos». Las participantes también analizaron diferentes políticas internacionales en materia de género para la incorporación de las mujeres al sector de la seguridad, así como las «renuncias conscientes» a las que, como en el caso de Lanciego, han tenido que hacer frente.

Formación policial
Posteriormente, Mònica Buenafuente Sans, cabo de la Unidad Técnica Policial de la Escuela de Policía de Cataluña, intervino con la ponencia «La necesidad de una nueva perspectiva femenina en la formación policial». En ella expuso el proyecto de formación en procedimientos policiales con perspectiva de género, cuyos resultados evidenciaron que «la formación policial avanza, pero con evidentes desigualdades de género».
La experta señaló varias causas, como un modelo de formación no inclusivo, la falta de interpelación a las mujeres en los procesos, la consolidación de estereotipos y la ausencia de cumplimiento de requisitos para optar a la habilitación. Entre las consecuencias, destacó «la pérdida de talento y de referentes femeninos, la reproducción de sesgos y de un modelo único de autoridad, así como la adopción de estilos masculinos para ejercer el liderazgo». Todo ello repercute en «la incapacidad de cambio en la mentalidad del colectivo», explicó. Además, remarcó que, si se incorporan mujeres en las formaciones, «se crean espacios y entornos seguros en los trabajos».
Talento sin edad
La tercera mesa del II Congreso Mujer y Seguridad, «Construyendo el futuro de la seguridad», estuvo moderada por Ana Borredá y contó con la participación de Andrea Bello, analista de Amenaza Interna del Banco Santander; Itziar Miravalles, analista de Ciberinteligencia del Banco Santander; Alejandra Moreno, presidenta de la Asociación de Jóvenes en Inteligencia, Defensa y Seguridad (INDESEC); y Elena Carrillo, estudiante del Máster en Inteligencia y Seguridad Internacional.
Las ponentes compartieron su experiencia en el sector y los retos a los que se enfrentan en su día a día. Miravalles señaló «la complejidad técnica y la presión de un trabajo tan exigente», especialmente porque, en muchas ocasiones, «te enfrentas al síndrome de la impostora». Bello insistió en la necesidad de que las empresas «tengan planes de gestión de crisis y de continuidad de negocio» y recalcó que «hay que tener identificados los riesgos a los que se expone una empresa para minimizar problemas».
Moreno explicó que la asociación que preside surgió al detectar «que no había nada en el campo de la seguridad y la defensa orientado a la juventud». Con el apoyo de empresas e instituciones, pusieron en marcha los eventos Think and drink, dirigidos a jóvenes interesados en la cultura de la defensa y la seguridad. Carrillo, por su parte, animó a formarse en este ámbito porque «te enseñan a desarrollar pensamiento crítico y a cuestionarte tus ideas. Es una formación integral».
Cultura inclusiva
El cierre del congreso corrió a cargo de Germanuela de Abreu, directora de Personas y Cultura de Santander Brasil, quien, en un mensaje en vídeo, defendió la necesidad de una «cultura inclusiva», ya que «es una construcción diaria que exige valentía para mirar hacia adentro». Subrayó que los desafíos incluyen romper estereotipos y asegurar que «todos los procesos, desde el reclutamiento hasta las promociones, sean realmente justos e inclusivos».
Según De Abreu, esta cultura inclusiva debe ser una «responsabilidad compartida por todos los líderes y colaboradores». Además, afirmó que apoyar y ampliar la presencia de mujeres en carreras tradicionalmente masculinas no es solo una cuestión de equidad, «sino de inteligencia organizacional». «El futuro de las empresas será cada vez más plural, colaborativo y diverso», concluyó.
Tras esta intervención, Anna Aisa agradeció a todas las ponentes sus intervenciones y emplazó a los presentes a la próxima edición del congreso. Finalmente, Elena Sánchez Blanco, directora de Seguridad e Inteligencia del Grupo Santander, tomó la palabra para expresar su reconocimiento a todas las personas que trabajaron para que la jornada saliera adelante.

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