Cada mes de noviembre se celebra el Día Mundial de la Adherencia Terapéutica, una fecha que sirve para recordar la importancia de mantener los tratamientos a largo plazo. Coincidiendo con este marco, Lilly ha puesto en marcha ‘CaMBIOAT’, un proyecto que busca impulsar un cambio para contribuir a mejorar la adherencia terapéutica en cáncer de mama. Este trabajo multidisciplinar pone el foco en las barreras reales que encuentran las pacientes y en las soluciones necesarias para mejorar su continuidad terapéutica. Esta iniciativa tiene como objetivo sensibilizar a pacientes, profesionales sanitarios y al conjunto del sistema sobre un problema de salud pública creciente y ofrecer herramientas concretas que ayuden a reducir el abandono terapéutico.
El cáncer de mama sigue siendo el tumor más frecuente entre las mujeres en España. Para 2025 se prevé que más de 37.000 mujeres hayan recibido un nuevo diagnóstico, más de 100 al día, una cifra que recuerda la magnitud de esta enfermedad y cuyo reto va más allá de los tratamientos médicos: comprender por qué no existe más adherencia terapéutica, un factor decisivo para la curación y supervivencia. Para abordar este desafío nace CaMBIOAT: Cáncer de Mama, Barreras e Intervenciones Omnicanal para un Cambio en la Adherencia Terapéutica. CaMBIOAT ha identificado 28 barreras que dificultan la adherencia y propone soluciones concretas, tanto para el sistema sanitario como para los profesionales y las pacientes.
La Organización Mundial de la Salud advierte desde hace años que la falta de continuidad en el tratamiento —adherencia— es un problema de salud pública. En cáncer de mama, esta situación se concreta en un dato clave: hasta un 33% de las pacientes abandona o no sigue correctamente el tratamiento endocrino durante los primeros cinco años y la adherencia disminuye más de un 25% entre el primer y el quinto año tras el diagnóstico.
Transformación de la adherencia terapéutica
CaMBIOAT es un proyecto multidisciplinar promovido por Lilly junto a FECMA, SEEO, SEOM, GEICAM, SOLTI, expertos en farmacia hospitalaria y psico-oncología, y que cuenta con el aval científico de la SEFH. Propone soluciones como los programas de apoyo psicooncológico desde el diagnóstico, las hojas visuales que explican cómo funciona el tratamiento y cómo gestionar sus efectos, los protocolos proactivos para manejar eventos adversos, la formación acreditada en adherencia, un protocolo común de seguimiento para toda España, herramientas digitales que permiten registrar síntomas y recibir recordatorios, así como escuelas de pacientes orientadas al autocuidado, la gestión emocional y los hábitos saludables.
En la presentación pública del proyecto, celebrada el 19 de noviembre en Madrid diversos expertos y representantes de sociedades científicas analizaron el impacto real de la adherencia terapéutica. En esta presentación participaron el Dr. Rodrigo Sánchez Bayona oncólogo médico del Hospital 12 de Octubre y SOLTI Young), la Dra. Susana de la Cruz oncóloga médica del Hospital Universitario de Navarra y Junta Directiva de SEOM) y la Dra. Blanca Cantos, oncóloga médica del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda y miembro de GEICAM.
Todos coincidieron en la necesidad de un enfoque coordinado y homogéneo a nivel nacional. En ese contexto, la doctora Blanca Cantos, oncóloga médica del Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), resumió la importancia de esta cuestión de la adherencia: “Es una pieza clave. El cáncer de mama precoz lo curamos en un porcentaje muy alto y hay una serie de tratamientos tras la cirugía que aumentan ese porcentaje de curación”. Recuerda que “el 70% de los casos dependen de hormonas” y necesitan tratamientos hormonales que, en realidad, bajan el nivel de estrógenos. “Estos tratamientos reducen el riesgo de recaída de la enfermedad en global en un 40%. Es decir, si tu riesgo de recaída es de un 10, te lo vamos a bajar a un 6; si tu riesgo es de un 20, lo vamos a bajar a un 12… Cualquier paciente que tenga un tumor que dependa de las hormonas se beneficia del tratamiento hormonal”. Científicamente, la doctora Cantos deja bien claro por qué es tan importante mantener el tratamiento.
Abandono tras problemas físicos y psicológicos
¿Por qué no todo el mundo continúa un tratamiento que científicamente está probado que aumenta el porcentaje de curación? Las grandes dificultades para mantener dicho tratamiento, según la doctora Cantos, son dos: “Los efectos secundarios físicos que producen y la afectación psicológica”. Durante la fase más intensa del proceso —cirugía, quimioterapia, radioterapia— las pacientes suelen mantenerse enfocadas, incluso reforzadas por lo que define como “una descarga de adrenalina”. Pero después llega la fase de mantenimiento, más silenciosa, con emociones más frágiles y con cambios hormonales que pueden incluir “síntomas de la menopausia” y “problemas de depresión”. La oncóloga explica un punto clave: “Una persona deprimida no tiene la sensación de que necesita hacer algo para controlar la enfermedad”. Y añade que los efectos secundarios “no son graves, pero son molestos”, lo que contribuye al abandono…
Cantos señala que “esta adherencia no se ve comprometida por un solo motivo” y que “un solo profesional no puede manejar” todas las variables. Por eso enfatiza que “es fundamental que trabajemos en conjunto”. La enfermería es, en este sentido, indispensable. “La enfermería aquí tiene un papel clave”. Su contacto continuo con la paciente permite sostener conversaciones que detectan dudas, inseguridades, malestar físico o emocional. La enfermera Isabel Tuñón, del Hospital 12 de Octubre, representante de la Sociedad Española de Enfermería Oncológica (SEEO) y presente en la mencionada mesa redonda, lo explica con claridad: “Las principales funciones de la enfermería en la adherencia terapéutica son la educación sanitaria personalizada, las medidas de autocuidado, el acompañamiento emocional, el seguimiento y evaluación continuos, la coordinación interdisciplinar y el fomento del empoderamiento”. Añade que es necesaria “una formación basada en la actualización de los tratamientos oncológicos y posibles efectos adversos” y en técnicas de counselling que refuercen el vínculo asistencial.
Lucha contra las creencias irracionales relacionadas con los tratamientos
Como aseguraba al principio del texto la doctora Blanca Cantos, al tema físico le acompaña uno psicológico, de ahí que sea algo fundamental desde el inicio. La psico-oncóloga sanitaria experta en emociones y salud Marta de la Fuente comenta que para cumplir uno de sus principales objetivos, “mejorar la calidad de vida de los pacientes oncológicos” es necesario mejorar la adherencia y para ello identificar “los rasgos de personalidad, los patrones de conducta, la autorregulación emocional y la percepción de control”. Señala que ciertos factores como “creencias irracionales relacionadas con los tratamientos”, el afrontamiento evitativo o los rasgos ansiosos y depresivos “suelen asociarse a una peor adherencia”
Muchas mujeres, a veces, no comprenden bien en qué consiste su tratamiento y temen los efectos secundarios o sienten que no obtienen los resultados esperados. A ello se suman las dificultades del día a día y la carga de cuidados complican mantener las rutinas de salud. Es clave para mejorar la adherencia que las pacientes reciban información clara, apoyo continuado y poder participar activamente en las decisiones
Farmacia hospitalaria: un pilar para detectar problemas
Otro pilar importante de este proyecto multidisciplinar llamado CaMBIOAT es el de la farmacia hospitalaria. Inés Soto, farmacéutica del Hospital Universitario Infanta Elena de Madrid, indica que “en la primera consulta de farmacia oncológica, las pacientes reciben información sobre la correcta manera de tomar la medicación”. Esa revisión incluye “toda la medicación domiciliaria, incluidos suplementos o productos naturales”, lo que permite detectar interacciones que pueden alterar la eficacia o aumentar la toxicidad. Soto recuerda que las pacientes cuentan con “una vía directa de comunicación con el servicio de farmacia” y que, cuando se detecta un problema, “el farmacéutico contacta con el médico responsable”.
La importancia de la difusión y la información
La doctora Blanca Cantos, la oncóloga subraya la urgencia de actuar: “Lo fundamental primero es que intentemos darle importancia a este seguimiento y las necesidades de las pacientes. Cuando una paciente no completa el tratamiento, perdemos eficacia y estamos desperdiciando los recursos que tenemos a nuestro alcance en España”. Aunque también destaca que se debería “hacer un programa más homogéneo para que todas las mujeres accedan a los mismos recursos, independientemente de su comunidad autónoma”. Algo que no sucede en la actualidad.
Una de las claves de CaMBIOAT es la difusión. Es necesario implicar al paciente, al profesional y al directivo. Y, además de desarrollar nuevos fármacos, es esencial diseñar estrategias para optimizar los recursos que tenemos. Vivimos en un contexto con abundancia de información y desinformación, lo que hace imprescindible que las pacientes puedan consultar rápido y que los mensajes sean coherentes
El reto de reducir los abandonos
En CaMBIOAT saben de la complejidad que supone el reto de bajar ese porcentaje del 33% de pacientes que abandonan el tratamiento. Sin embargo, “si con este proyecto, una paciente que pensaba dejarlo me viene a hablarlo conmigo antes de ello… ya estaré satisfecha. Tenemos herramientas para poder corregir ese porcentaje. Debemos generar una relación, una confianza y una facilidad de acceso”.
CaMBIOAT supone un avance colectivo para que ninguna mujer se vea sola en su tratamiento y para que el sistema ofrezca un apoyo más claro, más humano y más eficaz ante uno de los retos más relevantes en la lucha contra el cáncer de mama.
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