El sistema DroneFinder refuerza los operativos de emergencia al integrar geolocalización avanzada y análisis inteligente en la búsqueda de personas en entornos complejos
La búsqueda desaparecidos en Galicia: cuando la tecnología marca la diferencia
La búsqueda de personas desaparecidas es uno de los mayores desafíos para los servicios de emergencia en Galicia, una comunidad marcada por una geografía compleja y una población dispersa. En este contexto, la incorporación de nuevas tecnologías se ha convertido en un factor decisivo para mejorar la rapidez y eficacia de los operativos, marcando un antes y un después en la localización de personas en situaciones críticas.
Una comunidad en constante desafío
La realidad de las personas desaparecidas es una de las situaciones más angustiosas para familiares, equipos de emergencia y sociedad en general. En Galicia -con una geografía compleja, población dispersa y un notable envejecimiento demográfico- este reto se hace aún más evidente: cada búsqueda activa moviliza recursos humanos, técnicos y tecnológicos importantes, pero el factor tiempo sigue siendo el elemento clave para salvar vidas y reducir tragedias. En este escenario, las autoridades autonómicas han dado un paso significativo mediante la incorporación de herramientas tecnológicas punteras que están transformando la manera de localizar a quienes se pierden en el territorio.
El reto de localizar personas desaparecidas
Localizar a una persona desaparecida es siempre una carrera contrarreloj en la que intervienen múltiples factores: el tiempo transcurrido, el entorno, las condiciones meteorológicas y el perfil de la persona buscada. En Galicia, estas variables se combinan con una orografía exigente y una población envejecida, lo que convierte cada búsqueda en un reto operativo que exige coordinación, experiencia y una respuesta cada vez más especializada.
Un problema cotidiano y complejo
En Galicia, el fenómeno de personas desaparecidas no es excepcional: se trata de un desafío que se repite con cierta frecuencia debido a diversos factores demográficos y ambientales. La orografía de la comunidad -con zonas rurales remotas, frondosos bosques, áreas costeras extensas y variabilidad climática- complica profundamente las labores de búsqueda tradicional, basadas en la movilización de equipos de tierra, perros de rescate y unidades aéreas convencionales. Este entramado no solo demanda una logística complicada, sino que convierte a cada operación en una carrera contra el tiempo.
Como han señalado responsables de la Axencia Galega de Emerxencias (Axega), la dispersión poblacional y el envejecimiento de la población aumentan las probabilidades de casos en los que personas mayores, afectadas por patologías como el Alzheimer o el deterioro cognitivo, se pierdan en zonas de difícil acceso. En muchos casos, la clave para encontrarlas con vida está en las primeras horas desde que se reporta la desaparición, por lo que cualquier avance que acorte estos tiempos es invaluable.
DroneFinder y Lifeseeker, la tecnología al rescate
Cómo funciona el sistema
En diciembre de 2025, la Axega empleó por primera vez con éxito real una herramienta tecnológica emergente en un caso de búsqueda de persona desaparecida: Lifeseeker, un dispositivo que se monta en drones y que permite rastrear señales de teléfonos móviles. Este sistema fue determinante para localizar con vida a una mujer de 58 años desaparecida durante 24 horas en la localidad pontevedresa de Lalín.
El dispositivo actúa como una «pseudoantena» de telefonía móvil. Para poder usarlo, las fuerzas de seguridad -en este caso, la Guardia Civil– necesitan obtener previamente el número IMSI de la tarjeta SIM del teléfono de la persona desaparecida, que funciona como su identificador único. Con ese dato, el drone equipado con Lifeseeker busca activamente la señal del teléfono: como el dispositivo imita ser una antena más potente que las convencionales, el teléfono móvil tiende a conectarse a él, revelando la ubicación con mayor precisión.
Una vez que el drone detecta la señal correcta, las coordenadas obtenidas permiten enviar otros dispositivos -como drones equipados con cámaras de alta resolución- para confirmar visualmente la presencia de la persona desaparecida. En el caso de Lalín, esta tecnología logró ubicar a la mujer a varios kilómetros de distancia del área donde el operativo inicialmente había centrado sus esfuerzos.
Integración de Inteligencia Artificial y drones
El éxito de Lifeseeker no es un hecho aislado, sino parte de una iniciativa más amplia conocida como DroneFinder, una plataforma tecnológica desarrollada por un consorcio que incluye a Aeromedia, Indra e el Instituto Tecnolóxico de Galicia (ITG) en colaboración con la Axencia Galega de Innovación y financiada dentro de programas públicos de I+D+i.
DroneFinder integra diversas tecnologías que combinan:
- Drones no tripulados con sensores y cámaras avanzadas, capaces de sobrevolar grandes extensiones de terreno sin poner en riesgo a personal humano.
- Sistemas de Inteligencia Artificial (IA) que analizan imágenes capturadas por las cámaras aéreas y detectan patrones que pueden indicar la presencia de personas o señales relevantes en el terreno.
- Geolocalización avanzada, que permite establecer coordenadas precisas en tiempo real para orientar a los equipos de búsqueda terrestre o aéreo.
Este conjunto de tecnologías no solo incrementa la eficiencia, sino que responde a una necesidad evidente: acortar al máximo los tiempos de localización para que los desaparecidos puedan ser encontrados con vida. Además de Lifeseeker, el proyecto DroneFinder contempla la utilización de otros dispositivos integrados con señales de relojes o balizas, lo que facilita la localización de personas que portan distintos dispositivos electrónicos.
De la teoría a la práctica, casos y resultados
Un caso con final feliz
El operativo de búsqueda en Lalín que culminó con la localización de la mujer de 58 años es un buen ejemplo de la aplicación práctica de estas tecnologías. Pese a que las condiciones del caso -como el hecho de que la mujer mantuviera su teléfono operativo y con batería- facilitaron el uso de Lifeseeker, este acontecimiento marcó un precedente: la tecnología no es un complemento, sino una herramienta activa en las operaciones de búsqueda y rescate modernas.
Este caso demostró cómo la colaboración entre los cuerpos de seguridad, los operativos de emergencia y las nuevas tecnologías puede transformar un escenario tradicionalmente largo y complejo en una operación eficaz cuyo resultado puede ser la vida de una persona.
Límites y retos
A pesar de los éxitos, las autoridades responsables y expertos que trabajan en estos sistemas han sido claros: la tecnología no es infalible. En situaciones donde la persona desaparecida no lleva consigo un teléfono u otro dispositivo que emita una señal identificable, herramientas como Lifeseeker pierden eficacia, ya que solo rastrean señales electrónicas, no a las personas por sí mismas.
Además, factores como la geografía accidentada, condiciones meteorológicas adversas, la vegetación densa o la presencia de interferencias de señal pueden dificultar la detección precisa en casos concretos. Por tanto, aunque la tecnología acelera y complementa la búsqueda, no sustituye por completo los métodos tradicionales, como el rastreo con equipos humanos, perros adiestrados o patrullas terrestres.
Contexto institucional y perspectivas futuras
Más allá de Galicia
La iniciativa gallega no es un caso aislado en España ni en Europa. A nivel nacional, el Centro Nacional de Personas Desaparecidas (CNDES) trabaja en protocolos estratégicos que incorporan herramientas tecnológicas -incluida la geolocalización y análisis de datos- con presupuestos específicos para mejorar la eficacia en la búsqueda de desaparecidos. Por ejemplo, un plan reciente fue dotado con 5,1 millones de euros para el periodo 2026 – 2029, con líneas de acción que incluyen integración de tecnologías específicas, campañas de prevención y refuerzo de formación para los equipos de seguridad y emergencia.
Estos planes buscan un enfoque homogéneo y coordinado entre las diferentes comunidades autónomas y cuerpos de seguridad, con especial atención a los casos más vulnerables, como menores de edad o personas mayores con enfermedades neurodegenerativas.
Implicaciones éticas y de privacidad
El uso de tecnologías como Lifeseeker plantea cuestiones sensibles relacionadas con la protección de datos y la privacidad de las personas. Para que estas herramientas funcionen, es necesario que las fuerzas de seguridad obtengan información personal -como el identificador IMSI de un teléfono móvil- que se encuentra protegida por leyes de privacidad y telefonía. Este tránsito entre utilidad operativa y protección de derechos fundamentales requiere un marco normativo sólido que garantice transparencia, control judicial o administrativo y un uso estrictamente delimitado al contexto de búsquedas de personas desaparecidas.
Los responsables de las emergencias y los desarrolladores de tecnología han insistido en que estos sistemas operan bajo un protocolo riguroso que solo permite acceder a datos con autorización formal, respetando las garantías legales y de protección de la privacidad.
En conclusión…
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos acelerados, su aplicación en la búsqueda de personas desaparecidas representa una frontera prometedora entre la capacidad técnica y la salvaguarda de vidas. Galicia, a través de iniciativas como DroneFinder y el uso de dispositivos como Lifeseeker, se ha situado como un referente en la integración de drones, inteligencia artificial y geolocalización en operativos de emergencia.
Sin embargo, estos avances deben ser siempre acompañados de una reflexión ética y de una coordinación institucional que sitúe a la persona -sea desaparecida o su familia- en el centro de cualquier estrategia. La tecnología puede ser un aliado fundamental, pero su eficacia real se mide no solo en términos de localizaciones exitosas, sino también en la confianza social y el respeto a derechos fundamentales.
La experiencia reciente en Galicia muestra que el futuro de la búsqueda de personas desaparecidas pasa por integrar lo mejor de la tecnología con la pericia humana, logrando así una respuesta más rápida, eficaz y humana ante una de las situaciones más angustiosas que puede vivir una familia.
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