¿Seguridad o precio? Los españoles prefieren gastar menos en el coche y arriesgarse más

En un contexto de inflación persistente y presión económica, un reciente informe revela una realidad preocupante: los conductores españoles anteponen el ahorro económico a la seguridad de su vehículo. Esta tendencia afecta desde el mantenimiento hasta la elección del seguro, comprometiendo la seguridad vial.

Seguridad vial: los conductores españoles priorizan ahorro frente a seguridad

Más del 80% de los encuestados ha contratado pólizas con coberturas reducidas para ahorrar y cerca del 50% ha pospuesto reparaciones importantes por motivos económicos. Incluso aspectos clave como frenos o neumáticos son descuidados: aunque el 99% afirma que no se debe escatimar en ellos, el 79% ha comprado neumáticos low cost.

Además, el informe de Fundación CEA y Continental apunta a un envejecimiento crítico del parque móvil: más del 40% de los coches en circulación supera los 11 años, y la mitad son de segunda mano. La mayoría de conductores acude al taller solo cuando la avería es ineludible. Y el 80% elige recambios más baratos, alejándose de las recomendaciones del fabricante.

Otro dato relevante es que solo el 3% considera la seguridad un factor clave al comprar un coche, una señal clara de desconexión entre la preocupación social por la seguridad vial y las decisiones reales de compra.

Decisiones peligrosas por gastar menos: así afecta la economía al mantenimiento del coche en España

Desde Continental, su portavoz Alberto Muñoz subraya que no se puede comprometer la seguridad por motivos económicos. Por su parte, Rafael Fernández Chillón, presidente de la Fundación CEA, reclama campañas informativas y ayudas fiscales para renovar el parque automovilístico, considerando que la seguridad vial no debe depender solo del bolsillo del conductor.

En definitiva, el estudio alerta sobre una tendencia que pone en riesgo no solo a quienes optan por el ahorro a corto plazo, sino también al conjunto de usuarios de la vía. El ahorro económico se ha convertido en el gran freno de la seguridad vial en España, una realidad que requiere una respuesta estructural y coordinada entre administración, industria y sociedad civil.